Reflexiones acerca del texto de Rosalind Krauss
La escultura en el campo expandido
El texto de Rosalind Krauss, La escultura en el campo expandido, nos da cuenta del espacio simbólico de articulación del arte contemporáneo.
Primero hace alusión a la expansión del término escultura hasta abarcar infinidad de manifestaciones artísticas, al punto de llegar a desintegrarlo. Dicha expansión respondería a intereses historicistas de filiación de lo nuevo en categorías legitimadas y por tanto, asimilables. Como ejemplo, ante la aparición de obras de arte minimal en los ´60 se recurre como antecedente al constructivismo ruso, aún cuando sus fundamentos son opuestos, e inclusive a precedentes más remotos cuando lo nuevo se vuelve más difícil de inscribir en movimientos cercanos.
Ante esta situación es interesante el giro que Krauss imprime en el desarrollo del texto, al reenfocar la mirada sobre la definición de escultura como categoría con convenciones y reglas que le son propias, como representación conmemorativa, bajo la lógica del monumento vinculado a un lugar concreto que señala un significado o acontecimiento específico. Gracias a esta relocalización del término, podemos entender la ruptura de esta lógica a partir de la deslocalización y reproductibilidad de la escultura, cuando se traslada a espacios distintos para lo cuales fue concebida, quebrando su función conmemorativa (tal es el caso de Balzac de Rodin). Podríamos establecer aquí una relación con la pérdida del aura (Walter Benjamin, La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica).
Por tanto, la escultura modernista es el no monumento o su condición negativa. En los años´60, se define tanto por aquello que no es arquitectura, cuanto por lo que no es paisaje, generando una oposición binaria, que invertida genera una oposición cuaternaria ( lo que es no- paisaje, se podría definir como arquitectura, y la no-arquitectura como paisaje). Esta inversión nos permite pensar la escultura vinculada a términos como paisaje y arquitectura (lo complejo), que estaban vedados en la tradición del arte posrenacentista.
Esta operación lógica de términos habilita el campo expandido donde escultura no es más que un término periférico. En él, el artista no opera ya a través de un medio determinado, sino bajo una serie de procedimientos lógicos de su universo de oposiciones, articulados a través de cualquier medio (fotografía, libros, espejos, líneas en la pared, nuevos medios etc).